20 de marzo de 2008

El Principio de Equivalencia - Verificaciones

Ya se están preparando experimentos en el espacio para poder determinar variaciones en el Principio de Equivalencia, uno de los pilares de la física.
***
Mayo 18, 2007: Parado sobre la Luna, en 1971, el astronauta Dave Scott, del Apolo 15, tomó un martillo en una mano y una pluma en la otra y los colocó a la altura de sus hombros. Después, mientras el mundo veía la trasmisión en vivo a través de la televisión, los soltó.
Fue una imagen inusual: la pluma no se balanceó al caer, sino que lo hizo abruptamente, tan rápido como el martillo. Sin la resistencia del aire para detener la pluma, ambos objetos llegaron al suelo lunar al mismo tiempo.
"¡Vaya, vaya!", exclamó Scott. "El Sr. Galileo tenía razón".

Scott se refería a un famoso experiemento del siglo XVI. Según quién cuente
la historia, se dice que Galileo Galilei dejó caer balas desde la parte más alta de la Torre Inclinada de Pisa o que hizo rodar las balas sobre planos inclinados en su casa.
De cualquier forma, el resultado fue el mismo: aunque las balas estaban hechas de diferentes materiales, todas llegaron al piso al mismo tiempo.

En la actualidad, a esto se lo conoce como el "Principio de Equivalencia".
La gravedad acelera todos los objetos de igual manera, independientemente del valor de sus masas o de los materiales con los cuales están constituidos.
A esto se lo considera una piedra angular de la física moderna.

Pero, ¿qué tal si el Principio de Equivalencia (EP, por su sigla en inglés) está equivocado?
Los experimentos de Galileo tenían una precisión de sólo el 1%, lo cual deja lugar a dudas.
Desde entonces, algunos físicos escépticos han realizado experimentos para poner a prueba el EP.
Los mejores límites modernos, basados, por ejemplo, en el cálculo con láser de la distancia Tierra-Luna, y destinados a medir la velocidad con la que dicho láser cae a la Tierra, muestran que el EP se mantiene dentro de un margen de unas pocas partes en un billón (10 elevado a la 12).
Esto es fantásticamente preciso; sin embargo, existe la posibilidad de que el Principio de Equivalencia pueda fallar en un nivel algo más imperceptible.

"Es una posibilidad que debemos investigar", dice el físico Clifford Will, de la Universidad de Washington, en St. Louis, Missouri.
"Descubrir siquiera la más mínima diferencia de cómo actúa la gravedad en objetos de diferentes materiales tendría grandes implicancias".

De hecho, podría mostrar la primera evidencia sólida de la teoría de cuerdas.
De manera elegante, la teoría de cuerdas presenta a las partículas fundamentales como diferentes tipos de vibración que pueden tener cuerdas infinitesimales, resolviendo de esta manera muchos problemas que persisten en la física moderna.
Pero la teoría de cuerdas es muy controvertida, en parte porque la mayoría de sus predicciones son virtualmente imposibles de verificar con experimentos. Si no es posible poner algo a prueba, entonces no es ciencia.
El Principio de Equivalencia podría ofrecer una manera de poner a prueba la teoría de cuerdas.

"Algunas variantes de la teoría de cuerdas predicen la existencia de una fuerza muy débil que haría que la fuerza de gravedad fuera ligeramente distinta dependiendo de la composición del objeto sobre el que actuara", comenta Will.
"Hallar una variación en la fuerza de gravedad para diferentes materiales no probaría inmediatamente que la teoría de cuerdas es correcta, pero proporcionaría una 'dosis' de evidencia a su favor".
Esta nueva faceta de la gravedad, si es que existe, sería tan asombrosamente débil que tratar de detectarla representa un gran reto.
La gravedad en sí es una fuerza relativamente débil -es un billón de billones de billones (10 elevado a la 36) de veces más débil que la fuerza electromagnética.
Los físicos teóricos piensan que la nueva fuerza sería, al menos, 10 billones (10 elevado a la 13) de veces más débil que la gravedad.

Así como el magnetismo actúa sobre objetos hechos de hierro pero no en aquellos de plástico, la nueva fuerza no afectaría a toda la materia de igual forma.
La atracción de la fuerza variaría según el material con que esté hecho el objeto.

Por ejemplo, algunas versiones de la teoría de cuerdas sugieren que esta nueva fuerza interactuaría con la energía electromagnética del material.
Dos átomos que tienen la misma masa pueden tener diferentes cantidades de energía electromagnética si, por ejemplo, uno de ellos tiene más protones, los cuales poseen carga eléctrica, mientras que el otro tiene más neutrones, que no poseen carga eléctrica.
La gravedad tradicional atraería a ambos átomos de igual forma, pero si la gravedad incluye esta nueva fuerza, la atracción sobre estos dos átomos sería levemente distinta.
Hasta la fecha, ningún experimento ha detectado esta pequeña diferencia.
Pero ahora tres grupos de científicos están proponiendo misiones espaciales que buscarían este efecto con una sensibilidad superior a cualquier otra que se haya registrado.

"Lo que se quiere hacer es tomar dos masas de prueba compuestas por diferentes materiales y buscar pequeñas diferencias en la velocidad a la que caen", comenta Will.
"En la Tierra, un objeto solamente puede caer por un periodo muy corto antes de llegar al suelo. Pero un objeto en órbita está cayendo literalmente alrededor de la Tierra, de manera que puede caer continuamente por un largo tiempo".
Las pequeñas diferencias en la atracción de la gravedad se acumularían con el tiempo, tal vez aumentando lo suficiente como para que se las pueda detectar.
Una misión de prueba, llamada Prueba Satelital del Principio de Equivalencia (STEP, por su sigla en inglés), está siendo desarrollada por la Universidad de Stanford y un grupo internacional de colaboradores.
STEP sería capaz de detectar una desviación del Principio de Equivalencia de apenas una parte en un millón de billones (10 elevado a la 18). Esto es 100.000 veces más sensible que las mejores mediciones disponibles en la actualidad.

En el diseño de STEP se usan cuatro pares de masas en lugar de solamente un par.
La redundancia sirve para asegurar que cualquier diferencia detectada en la forma en que caen las masas es realmente causada por una violación del Principio de Equivalencia, y no por alguna otra perturbación o imperfección en los equipos.

"Al tratar de medir un efecto tan pequeño, es necesario eliminar tantas perturbaciones externas como sea posible", explica Will.
En el diseño de STEP, las masas de prueba se ubican dentro de un gran tanque de helio líquido para aislarlas de fluctuaciones externas de temperatura y se las rodea con una armadura superconductora con el fin de protegerlas de interferencias eléctricas y magnéticas.
Los microactivadores contrarrestan los efectos de arrastre atmosférico en la órbita del satélite, haciendo que la caída libre de las masas sea casi perfecta.
En este ambiente tan bien regulado, cada par de masas de prueba debe permanecer perfectamente alineado con los demás mientras caen alrededor de la Tierra —esto siempre y cuando el Principio de Equivalencia se cumpla.
Pero si este nuevo componente de la gravedad realmente existe, una masa caerá a una velocidad levemente distinta de la de su compañera, de modo que el par irá perdiendo ligeramente la alineación con el paso del tiempo.

Actualmente, STEP se encuentra en fase de desarrollo.
Además, investigadores franceses están desarrollando otro experimento satelital, el Microsatélite Adaptado para la Observación del Principio de Equivalencia (MICROSCOPE, por su sigla en francés), el cual planean lanzar en 2010. MICROSCOPE, tendrá dos pares de masas de prueba en lugar de cuatro y podrá detectar desviaciones del Principio de Equivalencia tan pequeñas como una parte en mil billones (10 elevado a la 15).
El tercer experimento es el satélite italiano Galileo Galilei ("GG", su nombre corto), que trabajará de manera muy similar a STEP y a MICROSCOPE, excepto que utilizará sólo un par de masas de prueba.
Para mejorar su precisión, el satélite Galileo Galilei girará alrededor de su propio eje central con una velocidad de 2 rotaciones por segundo.
De esta forma, si se produjeran alteraciones en el satélite, éstas actuarán en todas direcciones de igual manera, cancelándose entre sí.
El experimento debe ser capaz de lograr una sensibilidad de una parte en cien mil billones (10 elevado a la 17).

Es difícil afirmar que alguna de estas misiones podrá detectar alguna violación del Principio de Equivalencia.
Will comenta que espera que los experimentos no hallen ninguna desviación, en parte porque hallar alguna sería una gran revolución para la física moderna.
La teoría de cuerdas propone un rango de predicciones acerca de qué tan fuerte sería esta nueva fuerza, entonces es posible que el efecto sea tan pequeño que no pueda ser detectado incluso con intrumentos espaciales como estos.

Aun si no se encontrará desviación alguna, esto sería de gran ayuda: descartaría ciertas variantes de la teoría de cuerdas, lo que conduciría a los físicos hacia la correcta "Teoría del Todo".
Sin embargo, encontrar una desviación, por pequeña que sea, sería un gran paso.
***
Información producida por la NASA - Enviada a nosotros por Alberto Bonnet.
Leer más...

16 de marzo de 2008

Convocatoria de ideas y proyectos innovadores

CAPITAL FEDERAL, Marzo 14 (Agencia NOVA) Em-Tec, la Incubadora de Proyectos Tecnológicos, respaldada por la Confederación Económica de la provincia de Buenos Aires (CEPBA) y el Ministerio de Asuntos Agrarios y Producción bonaerense, abre la sexta convocatoria de ideas y proyectos innovadores en software, electrónica y diseño industrial.

La inscripción estará abierta desde el 14 de abril hasta el 15 de junio inclusive, y puede efectivizarse a través del sitio web
www.em-tec.com.ar, por correo electrónico a concurso08@em-tec.com.ar o bien telefónicamente al (0221) 427 4331.


Sobre Em-Tec

La incubadora de proyectos tecnológicos, es una organización sin fines de lucro que nace en el año 2003 en el marco de un acuerdo institucional entre la CEPBA y el Ministerio de Asuntos Agrarios y Producción bonaerense. Dicha organización surge a partir de la necesidad de contar con instrumentos de apoyo a la creación de nuevas empresas en el territorio provincial.

La incubadora de proyectos tecnológicos se especializa en software, electrónica y diseño industrial, y ofrece cuatro años de formación y capacitación a todos aquellos que deseen emprender su idea-proyecto y conformar, posteriormente, su propio emprendimiento.

En el transcurso de estos 5 años, que avalan la experiencia en el armado de emprendimientos innovadores, Em-Tec cuenta con 9 empresas conformadas, de las cuales 5 egresaron en el 2006, 22 proyectos en etapa de incubación, 20 productos en proceso comercial y más de 150 emprendedores de software y electrónica y diseño industrial.

Anualmente, se realiza una convocatoria en búsqueda de jóvenes emprendedores que tengan interés en participar del programa en pos de desarrollar su idea-proyecto, así como jóvenes interesados en participar de los proyectos que se incuban y no poseen uno propio. Asimismo, se invita a aquellos jóvenes interesados en participar de los proyectos y no provengan necesariamente de las áreas anteriormente nombradas, con la finalidad de fomentar el trabajo en conjunto y la interdisciplinariedad.

A todos ellos, Em-Tec les ofrece el apoyo gratuito de un equipo de profesionales que trabaja para lograr que los proyectos se conviertan en emprendimientos productivos sustentables.

Generar empresas de base tecnológica, dar la posibilidad de formar y capacitar a los emprendedores, ligar intrínsecamente el triángulo conformado por el conocimiento, el sector productivo y la tecnología es el desafío propuesto desde el año 2003 por Em-Tec y es tarea de la comunidad acompañar en el proceso de avance y legitimación de este modelo de desarrollo local y regional. (Agencia NOVA)
Leer más...

15 de marzo de 2008

Caroline Herschel - Semblanza de una investigadora

Hay algo de triunfal en la vida de Caroline Herschel (1750-1848).
Nacida en Hannover, Alemania, ella y su hermano William, doce años mayor, fueron iniciados en la astronomía por un padre que se ganaba la vida tocando el oboe.
Aunque dijo a su hija que no era lo bastante bonita ni rica para casarse, también inculcó a sus seis hijos el amor a la música y a la ciencia.
«Me acuerdo que me llevaba las noches despejadas a la calle, para que me familiarizara con las hermosas constelaciones, después de haber contemplado un cometa que por entonces era visible —escribió ella—. Y me acuerdo muy bien del placer con que acostumbraba a ayudar a mi hermano William en sus estudios filosóficos...»
Cuando Caroune tenía siete años, William se enroló en los Guardias de Hannover, formando parte de la banda militar, durante la guerra de los Siete Años con Francia.
Después de haber presenciado una batalla, decidió que el ejército no era para él y se fue de Alemania para no tener que seguir sirviendo.
En Inglaterra se aferró al empleo de organista y maestro del coro de la recién construida Octagon Chapel de Bath.
Cuando Caroline tenía dieciséis años murió el padre, y la madre la obligó a encargarse de guisar, limpiar y coser.
Seis años después, William fue en su rescate y Caroline se trasladó a vivir con él, quien le presentó un pormenorizado programa de tareas.
Durante su segundo día en Bath, el hermano le dio clases de inglés, de teneduría de libros y de canto, tras lo cual, «a manera de esparcimiento, hablamos sobre astronomía y sobre las hermosas constelaciones con las que estaba yo familiarizada».
Caroline confiaba en hacer carrera como cantante, e incluso recibió algún aplauso por sus actuaciones. Pero se interpuso el interés de William por la astronomía.
Mientras aún daba clases de música y trabajaba en la capilla, se afanaba en construir telescopios («Para mi pesar, vi convertirse en taller casi todas las habitaciones», anotó Caroline) y se pasaba todas las noches despejadas observando las estrellas.
Ella pasó a ser su ayudante, tallando lentes, haciendo maquetas de los grandes telescopios que montaba William, observando con él y asegurándose de que no se olvidara de comer.
Era un empleo, el de ella, muy atareado.
Si no hubiera sido porque a veces se interponía una noche nubosa o de luna llena, no sé cuándo habría dormido algo mi hermano (o yo).»
A partir del descubrimiento de Urano, en 1781, William se hizo famoso, abandonó la música y, gracias a la pensión real de 200 libras anuales, se dedicó a la esfera celeste.
En 1787 Caroline ganó un estipendio anual de 50 libras, reconociéndosele su condición de astrónoma por derecho propio.
Al año siguiente William se casó con una viuda rica llamada Mary Pitt. Las dos mujeres se hicieron amigas y Caroline estuvo también muy cerca de su sobrino, John, nacido en 1792.
Las observaciones de Caroline continuaron, con y sin su hermano, «todas las noches estrelladas sobre la hierba mojada o cubierta de escarcha, sin un ser humano al alcance del oído».
Trabajó como devota ayudante de William hasta poco antes de la muerte de él, en 1822.
Un naturalista francés que visitó a los Herschel en 1784 describe así la escena:
«El observatorio está en un jardín... Cuando quiera que el señor Herschel busca, digamos, una nebulosa o una estrella de la mayor magnitud, llama desde el jardín a su hermana, que se asoma a la ventana de inmediato y, consultando una de las grandes tablas escritas a mano, responde desde la ventana: “Cerca de la estrella gamma”, o bien: “Hacia Orión” u otra constelación. En verdad, nada puede haber más conmovedor y agradable que esta relación, que este sistema tan sencillo».
Pero ella era algo más que la ayudante de su hermano.
Revisó el catálogo estelar de John Flamsteed, escribió un Catálogo de nebulosas (tenía setenta y cinco años cuando lo acabó) y descubrió diecisiete nebulosas y muchos cúmulos de estrellas.
También fue la primera mujer que descubrió un cometa.
Llegó a encontrar ocho.
Después de que muriera William, Caroline regresó a Alemania, donde vivió otros veintiséis años, manteniendo una activa correspondencia con su sobrino, que también se hizo astrónomo, y con otros científicos importantes.
A los setenta y ocho años, recibió la Medalla de Oro de la Royal Astronomical Society, fue elegida miembro de la Royal Irish Academy a los ochenta y seis, y diez años después le concedía el rey de Prusia la Medalla de Oro de la Ciencia.
Murió a los noventa y siete años en su ciudad natal.
Un cráter de la Luna lleva su nombre.

Información: Internet
Me pareció importante resaltar, la tarea inconmensurable de esta mujer, me refiero a Caroline Herschel.
Afectuosamente .
María A. Querol Visconti
Leer más...