Adaptado por el Prof. Daniel Aníbal Galatro
Fuente: http://www.grandesmedios.com/joven-para-convertirse-genio/
¿Se necesita ser joven para convertirse en un genio?
El físico Isaac Newton, considerado por muchos el científico más influyente de la historia, es un claro ejemplo de esto, pues, realizo sus hallazgos a la edad de 25 años, pero su gran producción ocurrió a los 40 años.
Además de Einstein, está también Heisenberg (23 años), quien contribuyó a la física y a grandes magnates como Steve Jobs.
“Lo más interesante es que son casos muy raros y extraordinarios y eso llama la atención. Aunque los avances se obtengan más tarde”.
Ben Jones ha analizado estos datos y asegura que los premios Nobel, se obtienen entre la edad de 35 a 45 años.
Sophie Wilson diseñó a sus 26 años uno de los microprocesadores (ARM) una innovación que posibilitó la creación de procesadores más avanzados, los cuales utilizamos en los móviles de hoy.
Roald Hoffman ganó un Nobel en química en 1981 por diseñar una serie de reglas para descubrir los mecanismos de reacción en los productos químicos, su trabajo lo inició a los 27 años.
Tanto Sophie como Roald son ejemplo de que hubo un factor psicológico que ayudo a sus descubrimientos.
Ahora, sabiendo esto, ¿la experiencia no sirve en el campo de la ciencia?
Autoridad
Como afirma Schaffer “durante varios siglos, la autoridad crecía con la edad”, Copérnico es un ejemplo, ya que sus hallazgos astronómicos surgieron a su mediana edad, publicándolos cuando ya era muy mayor.
Harry Kroto obtuvo en 1996, el Nobel en química, por participar en el descubrimiento del fulereno, una nueva molécula de Carbono.
Para Schaffer, los niños, son los seres con mayor imaginación, y esta se desvanece rápidamente con los años.
Con respecto a esto, Sophie cree que los años han pulido su trabajo “sigo creando microprocesadores, los cuales son más complejos y son consideradas como mis obras de arte más perfectas, pues es el trabajo de una vida”
Mientras que Roald Hoffman afirma “cuando era joven hacia cosas que ahora no podría, aunque la experiencia ha incrementado mi intuición científica”
Ahora, si tengo 50 años, ¿puedo realizar aún mi gran descubrimiento?, para Hoffman, jamás se es demasiado viejo para ser un erudito, aunque quienes logran sus éxitos son aquellos quienes están empapados en sus proyectos.
Experiencia
Creo, que aparte del compromiso se requiere otro requisito para convertirse en genio, quizás sea la combinación de la experiencia y la ingenuidad para no aceptar las cosas como certeras.
Schaffer asegura que lo esencial es entrenarse en una ciencia que estemos dispuestos a destruir, “si realmente captas una disciplina y conoces sus puntos débiles, pero si no tienes nada para arriesgar es imposible que destruyas esa ciencia”, “es por eso que debe existir un equilibrio”, pues los científicos que alcanzan este punto mágico suelen alcanzar el éxito en sus proyectos.
¿Cómo llegamos a ese punto?
En este mundo, que parece que no hay nada nuevo para descubrir, es necesario aprender mucho más que hace 100 años atrás, es por eso que cada vez se demora más tiempo en hacer los descubrimientos. En resumen, los factores que ayudan a nuestra capacidad científica son: Tiempo, intuición, habilidad para no restringirnos y experiencia; aunque también es importante mucha libertad.
Explicado esto volvemos a la pregunta inicial, ¿se es demasiado viejo para convertirse en genio? La respuesta es que quizás, aunque existen factores atípicos.
El físico Isaac Newton, considerado por muchos el científico más influyente de la historia, es un claro ejemplo de esto, pues, realizo sus hallazgos a la edad de 25 años, pero su gran producción ocurrió a los 40 años.
Además de Einstein, está también Heisenberg (23 años), quien contribuyó a la física y a grandes magnates como Steve Jobs.
“Lo más interesante es que son casos muy raros y extraordinarios y eso llama la atención. Aunque los avances se obtengan más tarde”.
Ben Jones ha analizado estos datos y asegura que los premios Nobel, se obtienen entre la edad de 35 a 45 años.
Sophie Wilson diseñó a sus 26 años uno de los microprocesadores (ARM) una innovación que posibilitó la creación de procesadores más avanzados, los cuales utilizamos en los móviles de hoy.
Roald Hoffman ganó un Nobel en química en 1981 por diseñar una serie de reglas para descubrir los mecanismos de reacción en los productos químicos, su trabajo lo inició a los 27 años.
Tanto Sophie como Roald son ejemplo de que hubo un factor psicológico que ayudo a sus descubrimientos.
Ahora, sabiendo esto, ¿la experiencia no sirve en el campo de la ciencia?
Autoridad
Como afirma Schaffer “durante varios siglos, la autoridad crecía con la edad”, Copérnico es un ejemplo, ya que sus hallazgos astronómicos surgieron a su mediana edad, publicándolos cuando ya era muy mayor.
Harry Kroto obtuvo en 1996, el Nobel en química, por participar en el descubrimiento del fulereno, una nueva molécula de Carbono.
Para Schaffer, los niños, son los seres con mayor imaginación, y esta se desvanece rápidamente con los años.
Con respecto a esto, Sophie cree que los años han pulido su trabajo “sigo creando microprocesadores, los cuales son más complejos y son consideradas como mis obras de arte más perfectas, pues es el trabajo de una vida”
Mientras que Roald Hoffman afirma “cuando era joven hacia cosas que ahora no podría, aunque la experiencia ha incrementado mi intuición científica”
Ahora, si tengo 50 años, ¿puedo realizar aún mi gran descubrimiento?, para Hoffman, jamás se es demasiado viejo para ser un erudito, aunque quienes logran sus éxitos son aquellos quienes están empapados en sus proyectos.
Experiencia
Creo, que aparte del compromiso se requiere otro requisito para convertirse en genio, quizás sea la combinación de la experiencia y la ingenuidad para no aceptar las cosas como certeras.
Schaffer asegura que lo esencial es entrenarse en una ciencia que estemos dispuestos a destruir, “si realmente captas una disciplina y conoces sus puntos débiles, pero si no tienes nada para arriesgar es imposible que destruyas esa ciencia”, “es por eso que debe existir un equilibrio”, pues los científicos que alcanzan este punto mágico suelen alcanzar el éxito en sus proyectos.
¿Cómo llegamos a ese punto?
En este mundo, que parece que no hay nada nuevo para descubrir, es necesario aprender mucho más que hace 100 años atrás, es por eso que cada vez se demora más tiempo en hacer los descubrimientos. En resumen, los factores que ayudan a nuestra capacidad científica son: Tiempo, intuición, habilidad para no restringirnos y experiencia; aunque también es importante mucha libertad.
Explicado esto volvemos a la pregunta inicial, ¿se es demasiado viejo para convertirse en genio? La respuesta es que quizás, aunque existen factores atípicos.
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